En la parte más sobresaliente del noreste de Brasil está el estado de Río Grande do Norte, bañado por el Atlántico en su frontera Norte y Este. En este estado se encuentra la pequeña localidad de Pipa, que si bien es conocido y tiene afluencia turística, está lejos de ser uno de los lugares más masificados de Brasil.
La población de Pipa es de unos 5.000 habitantes y como buen lugar turístico es posible encontrar muchos servicios para disfrutar de unas vacaciones tranquilas pero con todos los alicientes de una buena comida o de disfrutar de tomarse unas copas y bailar música brasileña o modernos y sofisticados ritmos tecno.
Fantásticas playas
Decir que en Pipa están las mejores playas de Brasil es un tópico injusto ya que a lo largo de todo el país existen rincones maravillosos que gustarán a un tipo u otro de turista en función de lo que se busque.
Pero lo que si podemos afirmar que se trata de playas perfectas para disfrutar del mar y de la naturaleza. Algunas de las más famosas son la Praia do Amor (playa del amor), llamada así porque su costa tiene forma de corazón; Praia dos Golfiños (playa de los delfines) dónde es posible bañarse en medio de estos animales si se tiene un poco de suerte; o la Praia do Madeiro una de las más tranquilas de todas, rodeada de palmeras.
Un turismo joven y un ambiente distendido
Lo que prima en Pipa es el buen ambiente. En este pequeño rincón del país se dan cita turistas de diversas nacionalidades, pero principalmente parejas jóvenes, muchas con niños pequeños, atraídas por la tranquilidad y la seguridad del lugar.
Ante todo se trata de un lugar dónde el estrés no existe y la vida transcurre a un ritmo distendido. La gente continúa charlando con sus vecinos tranquilamente en la calle y la prisa no forma parte de su vocabulario.
Tampoco se trata de un lugar dónde se noten grandes diferencias sociales. Aunque como en todas partes hay ricos y pobres, la convivencia es armónica y se entremezclan las personas sin barreras visibles o invisibles que los separen.
Esta paz ha hecho que algunos de sus visitantes se hayan enamorado hasta tal punto del lugar que se han establecido a vivir allí, por lo que no es difícil encontrase con personas de diferentes puntos de Brasil o incluso de otros países, que han abierto un pequeño negocio orientado al turismo y han convertido a Pipa en su lugar de residencia.