Recuerdo como hace mucho, cuando estudiaba en la universidad, tuve un compañero brasileño, de Curitiba. Aurelio se llamaba, con padres de origen italiano, había tenido la oportunidad de conocer España y finalizar sus estudios de Doctorado en Administración de empresas en Salamanca.
Ya sabéis que los brasileños son capaces de levantar el ánimo a cualquiera, porque tienen por naturaleza una alegría y optimismo innatos. Si un día visitáis Brasil, os daréis cuenta que la gente es muy feliz y siempre tienen una sonrisa en la boca que regalan a todos aquellos que se encuentran a su paso.